Últimos días en el puesto del Este, de Cristina Fallarás. DVD Ediciones, 132 pág. 14 euros |
Convengamos en que Sartre tenía razón, convengamos en que el infierno son los otros. De acuerdo. Pero, ¿quiénes son los otros? En la novela corta “Últimos días en el puesto del Este”, Cristina Fallarás los llama simplemente “los bárbaros”, los que están afuera. No acabamos de saber nunca quiénes son realmente. Acechan, eso sí. Se nota su presencia amenazante. Están ahí, fuera del Puesto del Este en el que se refugian unas pocas personas, resistentes de lo que parece un mundo abatido, tomado por el fanatismo montaraz, por la pura ignorancia del adoctrinamiento, por el extremismo religioso y la común lobotomización a través de una moral radical y estreñida. Los otros, no obstante, podrían ser cualquiera. De hecho, no haría falta mucha imaginación para ponerles un rostro.
En mitad de esta distopia no tan descabellada, una mujer joven intenta sobrevivir junto a sus dos hijos pequeños y el recuerdo de un hombre ausente. La hostilidad de los sitiados, las rivalidades, envidias, mezquindades y miserias no tardarán en aflorar, quizá como forma de conjurar el miedo y la conciencia de una muerte cercana. Para ello Fallarás, autora que si en algo se destaca es en que no le tiembla el pulso, ha desarrollado una prosa fría y descarnada, terriblemente apocalíptica y poética, que oprime el gaznate como un puño rabioso para conducirnos a la sofocante tragedia anunciada.
Novela-parábola sobre la destrucción, el fin sin parusía, la locura colectiva y el sinsentido humano, “Últimos días en el puesto del Este” es un canto desesperanzado y atroz, al tiempo que un intento último por agarrarse a la vida, al amor, a la redención. Después de todo no podemos olvidar que, si bien el infierno son los otros, cada uno de nosotros lo es también para los demás.
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