El responsable del café

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(Mahón, isla de Menorca,1970). Desde muy joven he venido ejerciendo el columnismo y la crítica literaria en numerosos medios, obteniendo en 1994 el premio Mateo Seguí Puntas de periodismo. Actualmente soy colaborador de la revista Librújula (Premio Nacional al Fomento de la Lectura, 2023). Poeta oculto, como narrador he publicado las novelas "En algún lugar te espero" (accésit del Premio Gabriel Sijé, 2000. Reeditada en ebook en 2020, Amazon), "Hospital Cínico" (2013) y "Summertime blues" (finalista del premio Ateneo-Ciudad de Valladolid, 2019); y los libros de relatos "Las espigas de la imprudencia" (Bcn, 2003) , "Domingos buscando el mar" (Premio Café Món de Narrativa, 2007) y "Sopa de fauno" (2017). He obtenido un puñado de premios y menciones en certámenes nacionales de cuento y algunos de mis relatos figuran en varias antologías. Desde 2002 vivo y escribo en Hospitalet de Llobregat.

jueves, 2 de abril de 2020

Lo que el mar se lleva


El mar
John Banville
Anagrama, 219 pág
 
Con el sucinto título de El mar, que obtuvo el premio Man Booker de 2005, el  irlandés John Banville alcanzó plenamente el prestigio del que goza hoy, prestigio que coronó en 2013 con el Premio Austriaco de Literatura Europea y al año siguiente con el Príncipe de Asturias de las Letras. Conocido entre los aficionados al género negro por sus novelas firmadas con el seudónimo de Benjamin Black, a Banville le precedía ya una obra literaria mayor que contaba con títulos como El libro de las pruebas, Imposturas o Los Infinitos, amén de El mar, libro del que nos ocupamos hoy.

Novela extraña, con un poder de evocación que recuerda las obras parisinas de Modiano y la fina ironía nabokoviana, El mar es una doble historia cuyos desenlaces acaban desembocando en ese mismo perpetuo mar que es el de la pérdida y el del tiempo, un mar arrastrado por una extraña marea que la serpenteante prosa de Banville mimetiza con destreza. El argumento es simple: un otoñal historiador de arte regresa al pueblo costero donde veraneaba de niño, y en el cual vivió el primer amor de su vida siendo apenas un adolescente. Su intención parece ser la de combatir el dolor por la reciente muerte de su esposa, pero también la de huir de un presente que ya no le aporta nada. Mientras rememora los últimos momentos pasados junto a su mujer, el mar se conjura para hacer regresar a otros fantasmas: los de la familia Grace, a la que pertenecía Chloe, la muchacha malcriada y caprichosa con la que un lejano verano el narrador descubrió la amistad, el amor y el despertar al dolor. En un ejercicio de inútil redención, ambas historias se entremezclarán para mostrar la larga sombra que dejan en nosotros los muertos, la incompetencia humana para asimilar las pérdidas y reconciliarse con el pasado, todo ello trazado con el ondulante ir y venir de las olas, casi las mismas de aquel intenso verano de iniciación y juventud cuyo brusco final ejerce de dramática metáfora de la vida.