El mar John Banville Anagrama, 219 pág |
Con el sucinto título de El mar, que obtuvo el premio Man Booker de 2005, el irlandés John Banville alcanzó plenamente el
prestigio del que goza hoy, prestigio que coronó en 2013 con el Premio
Austriaco de Literatura Europea y al año siguiente con el Príncipe de Asturias
de las Letras. Conocido entre los aficionados al género negro por sus novelas
firmadas con el seudónimo de Benjamin Black, a Banville le precedía ya una obra
literaria mayor que contaba con títulos como El libro de las pruebas, Imposturas
o Los Infinitos, amén de El mar, libro del que nos ocupamos hoy.
Novela extraña, con un poder de evocación que recuerda
las obras parisinas de Modiano y la fina ironía nabokoviana, El mar es una doble historia cuyos
desenlaces acaban desembocando en ese mismo perpetuo mar que es el de la
pérdida y el del tiempo, un mar arrastrado por una extraña marea que la
serpenteante prosa de Banville mimetiza con destreza. El argumento es simple:
un otoñal historiador de arte regresa al pueblo costero donde veraneaba de
niño, y en el cual vivió el primer amor de su vida siendo apenas un
adolescente. Su intención parece ser la de combatir el dolor por la reciente
muerte de su esposa, pero también la de huir de un presente que ya no le aporta
nada. Mientras rememora los últimos momentos pasados junto a su mujer, el mar
se conjura para hacer regresar a otros fantasmas: los de la familia Grace, a la
que pertenecía Chloe, la muchacha malcriada y caprichosa con la que un lejano
verano el narrador descubrió la amistad, el amor y el despertar al dolor. En un
ejercicio de inútil redención, ambas historias se entremezclarán para mostrar
la larga sombra que dejan en nosotros los muertos, la incompetencia humana para
asimilar las pérdidas y reconciliarse con el pasado, todo ello trazado con el
ondulante ir y venir de las olas, casi las mismas de aquel intenso verano de
iniciación y juventud cuyo brusco final ejerce de dramática metáfora de la
vida.
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