"La estrategia del koala". Candaya, 238 pág. |
Roas,
curtido como autor de cuento y microrrelato, amén de antólogo y ensayista sobre
el fenómeno de la literatura fantástica, únicamente había editado en 1996 un
texto de narrativa lo suficientemente extenso como para ganarse la denominación
-siempre discutida- de novela corta. Tras varios libros de relatos que le han
situado en un lugar destacado del nuevo cuento español (Premio Setenil
mediante), Roas ha publicado esta esperada novela de sospechoso título. Sospechoso
porque, viniendo de él, no podía tratarse de una novela al uso, ni desde luego
de una novela realista. ¿Es La Estrategia
del Koala una verdadera novela? Lo es, pero también se trata de un libro de
viajes, de una road movie a la
gallega, de un libro gastronómico, de un anecdotario familiar, de una
recopilación de cuentos y leyendas, de un tratado de sociología rural, de un
texto de humor surrealista. Y de un libro con múltiples guiños a las canciones,
películas y libros que a Roas le gustan, todo ello bajo la alargada sombra de
Cunqueiro y Fernández Flores, los fabuladores gallegos por antonomasia.
Marcos
Fontana es un escritor en horas bajas que acepta el encargo de escribir un
libro sobre los faros de Galicia. De madre gallega (como el propio Roas), se
lanza para ello a un recorrido en coche que ha de llevarle desde el Cabo de
Estaca de Bares a Fisterra, atravesando la siempre enfurecida costa gallega.
Este espacio acotado es, en realidad, el paisaje de su niñez, de sus veranos en
el pueblecito de Ares, su Galicia a escala, puesto que el resto del territorio
no le interesa. Y, como no puede ser de otra forma, no tardan en aparecer los
recuerdos, a veces en forma de molestos fantasmas. Con ello, en el fondo, David
Roas realiza un ejercicio de regresión a los territorios de su propia infancia,
mostrándonos una Galicia que sólo existe en su memoria y en su alucinada visión
de adulto proclive al lado fantástico. Pocos lugares más fértiles para ello que
esta tierra labrada por historias de brujas y aparecidos, por las leyendas
célticas y las supersticiones más acendradas.
A
pesar de todo ello, la novela de Roas no es un canto complaciente a la tierra
de sus ancestros maternos, aunque sí sea una peculiar declaración de amor. El
autor, por boca de su alter ego Fontana, no puede entender algunas de las
costumbres de sus habitantes, su incapacidad para la queja (el gallego no
protesta, emigra), la forma en que el PP ha envilecido las vidas de muchos
durante décadas, comprando su lealtad a golpe de subvenciones incluso en el
mismo pueblo que sufrió el chapapote del “Prestige”. Pero la mirada crítica se
torna agridulce cuando el protagonista se enfrenta con el recuerdo de su abuelo
franquista y se reabren las viejas heridas de la Guerra Civil, una
contienda fraticida que en Galicia duró únicamente unos meses.
La estrategia del Koala es una guía disparatada de Galicia, una tierra abonada por el realismo mágico, y al mismo tiempo un ajuste de cuentas con el pasado del narrador, tan parecido al del autor, donde David Roas aliña la realidad y la ficción a su antojo, quizá porque, como ya nos enseñó Cervantes, ese es el modo más certero de retratar este país nuestro, esta historia común que llevamos a cuestas para bien y para mal.
La estrategia del Koala es una guía disparatada de Galicia, una tierra abonada por el realismo mágico, y al mismo tiempo un ajuste de cuentas con el pasado del narrador, tan parecido al del autor, donde David Roas aliña la realidad y la ficción a su antojo, quizá porque, como ya nos enseñó Cervantes, ese es el modo más certero de retratar este país nuestro, esta historia común que llevamos a cuestas para bien y para mal.
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