El responsable del café

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(Mahón, isla de Menorca,1970). Desde muy joven he venido ejerciendo el columnismo y la crítica literaria en numerosos medios, obteniendo en 1994 el premio Mateo Seguí Puntas de periodismo. Actualmente soy colaborador de la revista Librújula (Premio Nacional al Fomento de la Lectura, 2023). Poeta oculto, como narrador he publicado las novelas "En algún lugar te espero" (accésit del Premio Gabriel Sijé, 2000. Reeditada en ebook en 2020, Amazon), "Hospital Cínico" (2013) y "Summertime blues" (finalista del premio Ateneo-Ciudad de Valladolid, 2019); y los libros de relatos "Las espigas de la imprudencia" (Bcn, 2003) , "Domingos buscando el mar" (Premio Café Món de Narrativa, 2007) y "Sopa de fauno" (2017). En el año 2019 apareció el recopilatorio de artículos sobre literatura "Libros dedicados". He obtenido un puñado de premios y menciones en certámenes nacionales de cuento y algunos de mis relatos figuran en varias antologías. Desde 2002 vivo y escribo en Hospitalet de Llobregat.

viernes, 7 de noviembre de 2025

UN MUNDO ESTRELLADO








Tras dedicar un bello libro a los árboles (Por los bosques, 2021), el periodista catalán Lluís Vergés, afincado desde hace años en Menorca, dirige ahora su mirada al cielo para ofrecernos Estrellería (Plataforma), un ameno acercamiento al fascinante mundo de las constelaciones, su historia y el mito que subyace en ellas.

             La capacidad de observación de Vergés y su voluntad didáctica, fruto de sus años como periodista cultural, han quedado plenamente palpables en sus libros anteriores y se corrobora ahora en éste, una entretenida iniciación al siempre deslumbrante mundo de la astronomía. Desde tiempos inmemoriales, los seres humanos hemos mirado el cielo nocturno con curiosidad y embeleso, preguntándonos por nuestro papel en todo ese tinglado inabarcable, e imaginando seres fantásticos entre las estrellas. Con un lenguaje claro y sencillo, Vergés huye de enrevesados códigos científicos para apelar a la prehistoria, al arte, a la mitología o a la religión. Nos explica, por ejemplo, la ancestral veneración por el toro que, ya en tiempos remotos, llevó a otras civilizaciones a creer vislumbrar uno en el firmamento, la famosa constelación de Tauro (que alberga el inmenso sol de Aldebarán y las manchas de Las Pléyades). Y nos cuenta como ya en la más antigua obra épica conocida (la Epopeya de Gilgamesh, cuya versión sumeria ostenta 4.000 años de antigüedad) ya asoma la cornamenta de este toro. Del mismo modo, en una gruta de Lascaux, en la Dordoña francesa, se hallaron unas famosas pinturas rupestres del Paleolítico superior que se datan en unos 18.000 años. Adivinen que aparece en una de esas 2000 pinturas catalogadas. En efecto, la imagen de un toro de gran cornamenta, lo que indujo a algunos arqueólogos a afirmar que se trata en realidad de la representación de la constelación de Tauro. Sin embargo, para el astrónomo griego Eratóstenes la constelación de Tauro representaba a Zeus convertido en toro blanco para raptar a la joven Europa. Cada uno a lo suyo.

Plataforma editorial, 125 pág.
Desde la antigüedad, reyes, príncipes, aristócratas y papas ligaron sus acciones a la interpretación de las constelaciones zodiacales. El cielo regía, por tanto, el destino de los seres humanos y los astrólogos eran consultados antes de cualquier evento trascendente. No obstante, la astronomía quiso separarse pronto de la astrología, que nunca fue vista con buenos ojos por los científicos. La estrellería, oficio de mirar las estrellas, era una de las siete artes liberales y formaba parte del quadrivium junto a las disciplinas básicas para el estudio de la filosofía y teología medieval. Con los siglos se computarían un total de 88 constelaciones, que vienen a acotar todo el cielo y cuya presencia parece seguir guiando nuestra existencia.

Sería Galileo el que, con un rudimentario telescopio de 20 aumentos construido por él, descubriría en 1610 cuatro de los satélites de Júpiter y se percataría de que Las Pléyades no eran los siete puntos brillantes que vemos a simple vista desde la tierra, sino muchos más. Él contó unos cuarenta, pero hoy sabemos que las siete hermanas de la constelación de Tauro son el resultado de un cúmulo de entre 500 y 1000 estrellas. Con ello se evidenciaba que el cosmos no es sólo lo que logramos ver, sino que en él existen miles de millones de astros repartidos en miles de galaxias.

Hijas de la ninfa Pléyone y de Atlas, el titán que para los griegos sostenía medio en cueros la cúpula del cielo, las siete hermanas pléyades (protegidas siempre por el Toro Celeste) marcaron desde tiempos primigenios el momento de la siega y de la siembra, y así aparece explicado en Los trabajos y los días de Hesíodo, calendario lírico compuesto hace 2700 años. Las Pléyades, a unos 400 años luz de nosotros, se dejan ver en la noche invernal, son fácilmente detectables (aunque a simple vista es más que probable que sólo contemos seis), y nos han acompañado desde el inicio de los tiempos.

Lluís Vergés nos explica todo esto y mucho más en este gozoso libro, con su prosa siempre grata y accesible, en muy breves capítulos llenos de curiosidades, retazos de historia, nombres de célebres científicos y artistas, de músicas, pinturas, literatura, en un viaje apasionante que nos animará a tumbarnos de noche sobre la hierba y observar ese infinito universo que nos alberga, que nos contiene y del que formamos parte, tan viejo y necesario como la vida.               


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