Mientras no pocos de los sucesos
políticos y sociales que cerraron el convulso siglo XX fueron dejando obsoletos
algunos de los anunciados existencialistas, y al tiempo que autores como Sartre
son hoy incluso discutidos literariamente, la obra y el talante ético de Albert
Camus no ha hecho más que revalorarse. La edición de sus obras completas en la mítica Pléyade francesa ha vuelto a situar en primera
línea al autor de Calígula que, en
realidad, no ha dejado nunca de estar de actualidad. Su particular visión del
colonialismo francés, su inquebrantable independencia y una naturaleza
exacerbadamente nihilista, unido todo a la intemporalidad moral de sus obras y
a su temprana muerte, han ayudado a crear una especie de atractiva aura en
torno a su recuerdo. Sus textos dramáticos siguen subiendo frecuentemente a
escena, novelas como El extranjero o
La peste continúan figurando entre
los libros esenciales de la historia de la literatura, y su discurso filosófico
genera aún sorpresa y adhesión, cobrando una especial significación en estos
tiempos confusos y apáticos.
Con
motivo de la aparición, hace ya dos décadas, del libro inédito El primer hombre, texto de alto
contenido autobiográfico que Camus llevaba consigo cuando perdió la vida en un
estúpido accidente de automóvil, se habló mucho de la ascendencia española y
balear del Premio Nobel. Se ha afirmado en diversas ocasiones que la madre del
escritor era natural de la isla de Menorca. En realidad tal dato es erróneo,
pues quien sí era menorquina fue su abuela materna, Catalina Cardona Fedelich,
nacida en el pueblecito de San Luis en 1857.
Como
veremos seguidamente, el famoso autor ostentaría como segundo apellido el tan
menorquín linaje de Sintes. Esto, en realidad, no hubiera sido ninguna sorpresa
para los muchos habitantes de Baleares que, atraídos por las supuestas ventajas
que prometía el gobierno francés en sus nuevas tierras de Argelia, llegaban
como mano de obra cualificada a Argel y alrededores. En concreto, los colonos
menorquines fundaron villas importantes como Fort de L’Eau y muchos otros
emigrantes baleáricos se desempeñaron en oficios antaño tan isleños como el de
zapatero. La mayoría de estos emigrantes no regresaron a las islas y su
descendencia se extendió por los tres amplios departamentos en que se dividía
entonces Argelia: Argel, Orán y Constantina. Por eso, incluso hoy, es frecuente
hallar aún en esos lares personas que llevan apellidos tan nuestros como Pons,
Florit, Orfila, Goñalons, etc.
La
familia materna de Albert Camus sería una más de las muchas que emprendieron el
viaje hacia aquellas tierras en busca de una nueva vida. Sus bisabuelos Miguel
Sintes y Margarita Cursach, casados en Ciudadela, emigraron a Argelia a
principios del siglo XIX. Allí nació ya su hijo Esteban Sintes Cursach, quien al
mismo tiempo contraería matrimonio en Kouba con una menorquina, la abuela
materna de Camus, Catalina Cardona Fedelich. Vivieron de las labores agrícolas
y tuvieron tres hijos, dos chicos y una chica. Ésta última, Catalina Sintes
Cardona, nació en Birkadem, pequeña población campesina a pocos kilómetros de
Argel, en 1882. La futura madre de Albert Camus era, pues, hija de un
descendiente directo de menorquines y de una menorquina de cuna, con lo cual
queda aclarada aquí la frecuente confusión sobre la ascendencia menorquina del
autor francés.
La
madre de Camus conoció en Cheraga, también distante pocos kilómetros de la
capital, a Lucien Albert Camus, joven francés que había regresado tras cumplir
su servicio militar. Su suegro, Esteban Sintes, le consiguió un empleo como
transportista en un almacén de vinos. El matrimonio entre los padres de Camus
duró poco, puesto que Lucien fue movilizado durante la Primera Guerra
Mundial y moriría en el frente cuando su hijo Albert contaba
sólo un año. El escritor había nacido hace ahora 100 años en Mondovi,
Constantina.
En
El primer hombre, Camus refiere por primera
vez aspectos familiares como la infancia en Argelia, su amistad con hijos de
españoles y franceses, la temprana muerte del padre apenas conocido, y el
recuerdo de su abuela menorquina, mujer autoritaria y de fuerte carácter que
vivía junto a la viuda Camus Sintes,
sus otros dos hijos y sus dos nietos en un pequeño apartamento de dos
habitaciones en el modesto barrio argelino de Belcourt. Las estrecheces de la
familia pueden darse por supuestas. La madre de Camus, que sobrevivió a su hijo
únicamente nueve meses, falleció en aquel sencillo pisito donde habían vivido
todos juntos.
Entrada en el pueblecito menorquín de San Luis, localidad natal de la abuela de Camus |
Existen
referencias sobre una breve visita de Camus a Mallorca. No así a Menorca,
tierra de sus antepasados, de la que su abuela le había contado leyendas y
enseñado algunas palabras dialectales. Probablemente fuera ése un viaje
demorado que su inesperada muerte truncó.
El Verano, un delicioso librito escrito
tras la Segunda Guerra
Mundial, es seguramente (junto al póstumo El primer Hombre) una de las obras más
personales de Camus, donde mejor y más bellamente brotan sus raíces mediterráneas.
En él escribe cosas tan significativas como: “Crecí en el mar y la pobreza fue
para mí fastuosa; después perdí el mar, todos los lujos me parecieron grises,
la miseria intolerable. Desde entonces espero.”
Espera,
sí, como esperan las islas. Espera su reencuentro con el viento, con sus orígenes,
aquel que no se sintió francés entre los franceses ni argelino entre los
argelinos, eterno extranjero en todas partes.
4 comentarios:
Per si ve de gust, aquí tens el meu post sobre Camus:
http://kboriesmatineres.blogspot.com.es/
I enhorabona pel blog.
Capità Tiranya.
Gràcies!
Merci pour votre article; je suis "pied noir" née à Alger, d'origine minorquine et j'aime beaucoup Albert Camus
No hablo muy bien espanol, lo siento
Corinne Mercadal
Un placer Corinne. Mercadal es un apellido totalmente menorquín!!
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