El responsable del café

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Nací en Mahón, isla de Menorca, en 1970. Estudié Delineación y Geografía e Historia, pero ejercí durante años multitud de empleos del más variado pelaje. También frecuenté desde muy joven los ambientes teatrales y culturales de mi isla natal, desempeñándome como actor, cantante lírico, locutor de radio y articulista de prensa. Desde entonces he venido ejerciendo el columnismo y la crítica literaria en numerosos medios, obteniendo en 1994 el premio Mateo Seguí Puntas de periodismo. Poeta oculto, como narrador he publicado las novelas "En algún lugar te espero" (accésit del Premio Gabriel Sijé, 2000. Reeditada en ebook en 2020, Amazon), "Hospital Cínico" (2013) y "Summertime blues" (finalista del premio Ateneo-Ciudad de Valladolid, 2019); y los libros de relatos "Las espigas de la imprudencia" (Bcn, 2003) , "Domingos buscando el mar" (Premio Café Món de Narrativa, 2007) y "Sopa de fauno" (2017). Cuento además con un puñado de premios y menciones en certámenes nacionales de cuento (Revista Mujer 21, El Fungible, Casa de Andalucía, Francisco Candel, Internacional Max Aub, etc.) y algunos de mis relatos figuran en varias antologías. Desde 2002 vivo y escribo en Hospitalet de Llobregat.

viernes, 20 de mayo de 2016

Violeta en breve


Ciudad violeta
Juan Gaitán
Ilustraciones de Juan Carlos Hidalgo
Adeshoras, Madrid, 106 pág.

En la eterna teorización sobre la naturaleza del microcuento se ha podido llegar a conclusiones dispares que sobre todo han contribuido a señalar lo que no sería un micro (véase, la simple ocurrencia o el aforismo afortunado). En efecto, por un lado existe la exigencia de una necesaria tensión narrativa. Por otro, la posibilidad de un halo poético que a la narrativa extensa se le escurre. Estos 44 microrrelatos de Juan Gaitán (Málaga, 1966) tienen de lo uno y de lo otro. Son brevísimos textos que nos van insertando en la leyenda y la épica de una fantástica ciudad cuya peculiaridad reside en su color. La contraportada nos da las pistas de sus influjos, que efectivamente nos remiten a Calvino, a Perucho o a Cunqueiro, autores todos que cultivaron la veta fantástica. A esta heterogénea lista podríamos incluir a la Mercè Rodoreda cuentista (especialmente en “Viajes y flores”), a Carpentier, y a algunos autores más contemporáneos (Atxaga, Xuan Bello…). 
 Gaitán, también poeta, ha sabido dejar en estos relatos un poso lírico que lo acerca por momentos a la poesía en prosa. El gusto por el color que evocan las palabras y el juego que con ellas se establece es otro de los recursos utilizados por el autor malagueño, que amplía su capacidad fabuladora a las partes “Teogonía” y “Genealogía fantástica”, donde nos da cuenta de algunos de los curiosos dioses invocados en la Ciudad Violeta y también del árbol genealógico de la familia. Todo ello ha conformado un librito delicioso que, junto a las bellas ilustraciones del también malagueño Juan Carlos Hidalgo, se lee de un tirón con placer y nos reconforta en la necesidad de la fantasía, la mitología y la fábula.

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