El Mapa del Cielo Felix J. Palma Plaza&Janés, 740 pág. |
Llevados por nuestra
acendrada moda a incorporar neologismos innecesarios, recientemente se viene
llamando “steampunk” a cierto gusto por recuperar el ambiente decimonónico en
novelas de carácter gótico, misterioso y
fantástico, muy en la usanza de los viejos clásicos que todos leímos de niños y
que, en el fondo, han sido los libros que más han quedado en nuestro imaginario
colectivo. Puesto que en España la larga tradición realista apenas permitió que
en su momento cuajara esta corriente literaria, la tardía normalización de la
fantasía en nuestras letras ha propiciado al fin la aparición de novelas de
este género, novelas que incluso han recuperado la técnica folletinesca de la
época para narrarnos historias trepidantes, como sería el caso paradigmático de
Ruiz Zafón (aunque sus obras estén situadas ya en el siglo XX) o el
literariamente más interesante de Sánchez Piñol. De todos ellos Félix J. Palma,
cuentista insigne, ha sido el que mejor ha sabido jugar con los diversos géneros
decimonónicos, aunando fantasía, terror, misterio, ciencia ficción e incluso
romanticismo de chistera y sombrilla al servicio siempre de una imaginación
portentosa, casi sobrenatural.
Después del tour a force de su anterior novela, El mapa del tiempo, donde se servía
brillantemente de ciertos sonados acontecimientos de la época y de algunos
arquetipos reales e imaginarios para subvertir la tradición literaria de un
modo sin apenas antecedentes en castellano; cuando creíamos, en fin, que era
harto imposible revalidar aquella verbena imaginativa y retrofuturista por la
que se paseaban Jack el Destripador, Wells, Stoker, Henry James o el hombre
elefante, Palma ha vuelto a hacerlo. Y si entonces fue la máquina del tiempo,
esta vez ha utilizado otro clásico leitmotiv
de Wells, la invasión de alienígenas en la tierra, para montar una novela de
tintes más apocalípticos e igualmente llena de recovecos, ucronías y trampas
marca de la casa.
El mapa del cielo, más de 700 páginas de ficción desenfrenada, podría
parecer de entrada una vuelta de tuerca al sobado tema de los alienígenas
invasores, pero ello sería demasiado fácil para un tipo tan poco común como
Palma, que toma este hilo para componer una delirante fantasía cuajada de
guiños y homenajes literarios (no sólo a Wells, sino también a Poe, retomando
en cierta forma el inacabado final del Gordon
Pym en toda la primera parte del libro –en mi opinión, lo más logrado de
esta entrega-, amén de un montón de deliberadas complicidades con novelas pulp y pelis de marcianos de los 50 que
los aficionados a la serie B
seguimos adorando). Monstruos mutantes, grupos de fugitivos, exploradores
polares, mundos paralelos, naves extraterrestres, colonias marcianas, historias
de amor o personajes regresados de la muerte, todo es poco para la febril
cabeza de Félix J. Palma, probablemente el fabulador más poderoso de nuestras
letras actuales, capaz de rizar el rizo para invocar no sólo nuestros miedos
más infantiles y secretos, sino también para defender el noble derecho de
soñar.
Libro
atemporal, apto para jóvenes y adultos, El
Mapa del Cielo es la lectura más edificante para llevarse estas vacaciones
y olvidarse por unas horas de la gris realidad que nos está azotando. Es sólo
un truco, pero qué gran truco.
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