En las páginas de esta novela corta, como no podría ser de otra manera, hace
mucho frío. Se te hielan las manos y te humea la respiración. Intuyes
que hay algo oculto a punto de estallar, una falsa paz de nieve que precede al
alud. Pero, en realidad, la tragedia ya ha sucedido y su onda expansiva se ha
instalado en el interior de los personajes, unos personajes que se hallan
unidos por el cordón umbilical de la pena, la culpa, la soledad y la desgracia,
incapaces de hallar descanso y redención. David Aliaga (Hospitalet de
Llobregat, 1989) desgrana con pulso firme y directo la desolación de cada uno
de los implicados, aparentemente ajenos entre sí, hurgando de forma sutil pero
implacable en sus atormentadas psiques.
Hielo. David Aliaga
Paralelo Sur Ediciones,
115 pág. 10 euros
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Hielo es una más que notable novela de personajes, donde el hilo
argumental, por otra parte muy simple, queda supeditado a las posibles
alteraciones de la acción conductual de los protagonistas, seres vapuleados por
un acontecimiento traumático de su pasado que afrontan a través del silencio,
la evasión y la huida.
Este es el debut en la novela
de Aliaga, autor anteriormente de un libro de relatos y un ensayo. Vaya por
delante que, en opinión del que esto escribe, la precocidad artística nunca
debe ser reconocida por sí sola como una cualidad, del mismo modo que tampoco
ha de mover forzosamente a la indulgencia crítica. La juventud de un autor
resulta poco menos que una simple curiosidad biográfica y no es necesario recurrir
a conocidísimos ejemplos de incipiente genialidad como Rimbaud o Radiguet.
Javier Marías, sin ir más lejos, publicó su primera novela con 19 años y Luis
Goytisolo obtenía el premio Biblioteca Breve a los 23, la misma edad que contaba
su hermano Juan cuando publicó “Juego de manos” o Vargas Llosa cuando
aparecieron sus magníficos relatos de “Los jefes”. La historia de la literatura
está, por tanto, llena de excelentes obras primerizas que anticipan ya una
trayectoria brillante, lo mismo que de libros bisoños que jamás debieron
publicarse. Ahora bien, dicho esto y respecto a Aliaga, creo estar en
condiciones de afirmar que si alguien es capaz de escribir así a sus 25 años cabe
esperar mucho y bueno de él en el futuro.
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