He leído hasta la fecha la práctica totalidad de la obra narrativa de Román
Piña (Palma de Mallorca, 1966) y si algún pero
se le puede poner a su última novela es que no se parece a ninguna de las
anteriores. En definitiva, no parece una novela de Piña. Esto no sé siquiera si
es necesariamente negativo, pues las dos últimas entregas del autor
(“Stradivarius Rex” y “El general y la musa”) aunque eran divertimentos bien
escritos, pretendidamente ligeros y en la cuerda humorística que Piña ha venido
cultivando, estaban exentos de auténtica ambición literaria. Como nunca he
dudado del gran talento
literario del escritor mallorquín pensé (y otros me
consta que también) que en realidad se entretenía en historias graciosas y
disparatadas porque eso es lo que le divertía y porque no le exigían el
esfuerzo descomunal de una gran novela, esfuerzo que por otro lado le obligaría
a desatender su otras muchas facetas culturales. Sin embargo el tipo publica
ahora este inesperado “Sacrificio” y se queda uno sin saber dónde mirar, sin
saber qué pensar, rastreando aquí y allá pedacitos del Piña anterior sin mucha
suerte, como si éste hubiera desertado hastiado de su viejo estilo y hubiera sacado
toda la artillería para exclamar: “Se acabó la tontería. Aquí
estoy yo y esto es lo que hay”. Patidifuso, oigan.
Sacrificio
Román Piña
Salto de Página,
Madrid. 120 pág.
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Esta novela breve es dura y
es cruel, tan dolorosa como debe serlo hurgarse las muelas con un estilete.
Potente y sarcástica como una historia de Palahniuk, alegórica e inquietante
como un texto de Felipe Hernández, que se lee cuesta abajo, sin frenos e intuyendo
un desenlace calamitoso.
Vaya por delante que no soy
especialmente aficionado a los actos de crueldad ni de violencia física (ni en
el cine ni en la literatura). Digamos que prefiero una violencia más sutil
aunque no menos devastadora. Sin embargo hacer esa lectura de “Sacrificio”
sería quedarse en lo superficial, porque bajo su falsa apariencia de novela
negra Román Piña ha levantado en realidad una fábula demoledora del albañal del
mundo literario, una crónica del emponzoñamiento de un alma cándida, de la
corrupción de la bondad que se justifica a sí misma por medio del amor y sus
urgencias. Que duda cabe que la maldad más atroz es aquella que va acompañada
del intelecto. En esta historia la maldad proviene de altos despachos y de
mentes capaces de sortear las vallas de la decencia, la ética y la compasión. Como en
la vida misma.
“Sacrificio” es una novela rara en la
trayectoria de su autor, cierto, y también su más brillante obra narrativa
hasta el momento. Y desde luego, guste o no, lo que no hace es dejarle a uno
indiferente. Por ese motivo quizá deban leerla.
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